Entrevista a Jayeeta Gupta, mi profesora de kathak en Rishikesh

Con Laura y JayeetaAntes de dejar Rishikesh, y después de cuatro semanas de clase, Laura y yo pudimos compartir con Jayeeta, nuestra profesora, un rato para charlar sobre su trayectoria como bailarina y profesora de danza clásica india. Durante sus clases, nos había contado que no recuerda exactamente cuándo empezó a bailar kathak, ya que su madre es bailarina y la danza siempre ha estado presente en su vida. Lo que no sabíamos era si para ella dedicarse a la danza fue una decisión propia o algo inculcado por tradición familiar. Enseguida contestó que decidió que quería bailar por vocación, y eligió kathak porque «requiere mucha disciplina y a través de ella aprendes la historia de la India. Además, al bailar se muestra mucha pasión», explica.

En 1998, la madre de Jayeeta abrió su escuela y ella empezó a aprender kathak en casa. En aquel entonces, el método de enseñanza de danzas clásicas era muy estricto y, durante los primeros años, solo aprendió tatkar (trabajo de pies). «La disciplina es importante porque en kathak los movimientos de la parte superior e inferior del cuerpo son diferentes y es difícil dominarlos. Además cada paso tiene un significado. Bailar es una combinación de trabajo del cuerpo y de la mente, ya que tienes que contar los tiempos. Kathak es matemática pura«.

IMG_20140209_175346Más adelante, Jayeeta se formó con otros profesores como Birju Maharaj, el máximo referente de la escuela de Lucknow. A los 15 años, bailó ante el público por primera vez, y a los 20 empezó a enseñar. Aquí se dio cuenta de que ser profesora era su pasión. «Amo bailar, pero prefiero enseñar. Me gusta compartir mi cultura con otras personas». Por ese motivo, cuando recibió una llamada desde Escocia que le ofrecía hacer una presentación de kathak allí, no lo dudó. Jayeeta vivió varios años en Escocia, Londres y Madrid. En las tres ciudades, participó en varios espectáculos e impartió clases de kathak y bollywood. Cuando le pregunto si fue difícil enseñar a personas europeas, me contesta con un «no, no, no, no», al más puro estilo indio. «Enseñar es igual para cualquier persona, no importa de dónde sea. La diferencia es que las personas extranjeras le ponen más pasión, ya que es algo diferente y nuevo. Además cuesta encontrar profesores», explica.

Carteles Bollywood en la calleCuando se casó, Jayeeta decidió tomarse un descanso y dejó de bailar durante 3 años. Ahora ha vuelto a enseñar y piensa seguir dando clases en la escuela de su madre cuando esta decida jubilarse. Durante el tiempo que estuvimos en Rishikesh, pudimos ver algunas clases de Jayeeta, tanto de kathak como de bollywood. Sobre bollywood, Jayeeta opina que es una danza «muy divertida, que mezcla todos los estilos de baile». No cree que haya oposición entre danza clásica y bollywood, ya que muchos grandes bailarines de danza clásica han bailado en películas. Su lista de bailarinas favoritas de bollywood es muy larga: Vyjayanthimala, Hema Malini, Jaya Prada, Sridevi, Madhuri Dixit… En cuanto a bailarines, Gopi Krishna y Kamal Hassan son de los mejores para ella.

Una de las preguntas que más ganas tenía de preguntar a Jayeeta es: ¿acabará Bollywood con la danza clásica? ¿Acabará el estilo de bollywood más occidental con el bollywood semiclásico? Y su respuesta fue rotunda: la danza clásica nunca se perderá, por más que estén de moda bailes más modernos. Porque todas las coreografías de bollywood de las que nos acordamos son clásicas. Además, ahora están saliendo algunas películas sobre danza clásica. Las modas van y vienen pero la danza clásica no se perderá.

Lo que sí ha cambiado desde que Jayeeta empezó a bailar es el método de enseñanza de kathak. Antes, había mucha disciplina y los profesores eran muy estrictos. «Ahora todavía hay disciplina, pero las mujeres de hoy en día en la India tienen que hacer más cosas: estudian, trabajan. Así que tienen que aprender de forma más lenta, pero al final consiguen bailar muy bien».

El sueño de Jayeeta es abrir una gran escuela en Rishikesh donde no solo se pueda estudiar kathak, sino las otras danzas clásicas, música, etc. Un lugar preparado para hospedar a personas de varios países que se acerquen a la India a estudiar danza.

¡Nos vamos de Rishikesh con mucha pena, pero con ganas de seguir practicando todo lo que hemos aprendido!

Vivir en la India es una montaña rusa emocional

Lakshman Jhula, RishikeshHacía cuatro años que no visitaba la India y me moría de ganas de volver a oler esa mezcla de especias, pasear por sus calles coloridas y caóticas, visitar sus templos… Pero esta vez el viaje ha sido muy distinto, ya que el objetivo no era hacer turismo, sino aprender kathak en Rishikesh. Aunque solo sea por un mes, estoy experimentando cómo es vivir en una ciudad india teniendo una rutina y viviendo con una familia. Y de momento, la conclusión es esta: vivir aquí en una montaña rusa emocional.

Bulliciosa calle de RishikeshCada día, Laura y yo desayunamos preguntándonos: ¿qué pasará hoy? Y es que estando en la India cualquier cosa puede ocurrir. Llevamos más de tres semanas de viaje y todavía no hemos tenido ningún día sin sorpresas o sobresaltos. Los primeros días fueron geniales: descubrimos el increíble color turquesa del Ganges desde nuestro balcón, probamos todos los platos que encontramos por el camino y callejeamos por el bullicioso mercado alucinando con las preciosidades que venden. Conocimos a Jayeeta, nuestra profesora, y empezamos a aprender nuevas piezas con ella, ¡parecía que nada malo podía pasar!

MonosPero estábamos muy equivocadas. Nos esperaban sorpresas como: duchas con agua fría, cortes continuos de la luz, que ni en el hotel más lujoso del barrio funcione la WIFI, que nos visite una rata de noche (le pusimos hasta un nombre, Ruperta), que nos ataque un mono y nos robe unos dulces… Nos pusimos enfermas y estuvimos varios días pachuchas. Encargué unos trajes para mis compis de Mollywood y al cabo de una semana me dijeron que no los podían hacer, sin darme ninguna explicación. Preguntamos precios de cualquier cosa y muchas veces nos intentan timar. Se nos acercan personas, compartimos tiempo con ellas, parece que son legales, pero al final lo único que querían era venderte cosas. Y, lo peor de todo, aquí a partir de las 20, está mal visto que las mujeres salgan solas. Por no hablar de la miseria, el machismo y las desigualdades.

Laura y yo en el famoso puente de RishikeshMenos mal que el resto de la experiencia compensa los pequeños disgustos de cada día. Estamos aprendiendo un montón de composiciones nuevas de kathak y corrigiendo errores. Tenemos mucho tiempo para estudiar y ensayar. Nos reímos mucho con Jayeeta, nuestra maestra. He empezado a estudiar hindi e intento aprender frases nuevas cada día. Hemos comprado un montón de cosas bonitas y muy baratas. Disfrutamos cada día de la comida de Suraj, el cocinero de nuestra profesora, que nos prepara roti, dhal, biriyani, y un paneer increíble. No paramos de tomar chai (té) en todos los puestos de la calle y hace unos días de sol increíble.

En el cine, a punto de ver Jai Ho!Además, ¡Bollywood está en todas partes! Vayamos donde vayamos, en el mercado, en los bares, en las casas… suenan canciones de las películas indias, desde las más antiguas a los últimos hits. Casi cada día hay bodas y se oye bollywood en toda la ciudad, entre fuegos artificiales. El sábado pasado fuimos al cine y vimos Jai Ho!, la última película de Salman Khan. Nos encantó poder estar allí el día después del estreno y ver lo emocionada que estaba la gente: no pararon de chillar, silbar y reírse durante toda la película. Aunque Salman no sea mi actor favorito, me encantó poder vivir esta experiencia y ver la pasión de la gente por Bollywood en vivo!

IMG_20140117_103557Y después, están los pequeños gestos de la gente buena que hemos conocido. La sonrisa de Sita, el ama de llaves de la casa de Jayeeta, que baila a escondidas siempre que nos ve en clase. La ayuda de un chico punjabi en la estación de Delhi, que aunque no sabía inglés, corrió a buscar a sus amigos para que nos echaran una mano para encontrar nuestro tren. La gente que te ofrece su comida en los trenes. Cosas muy buenas, cosas muy malas, una montaña rusa. ¡IncredComida indiaible India!

Laura y yo en el tren