Tengo que resumir mi experiencia en el “mundo Bollywood” de estas últimas semanas en Perú y no sé por dónde empezar. ¡He tenido vivencias de todo tipo! La peor, sin duda, en Huancayo, donde iba a dar un taller el día 2 de agosto. Teníamos fijada la fecha y el “afiche” desde hace más de un mes, pero la escuela donde iba a realizarlo ni lo imprimió ni hizo nada por difundirlo, así que tuvimos que cancelar la clase y al final fuimos esta ciudad fea y gris para nada. “Sí, es culpa mía”, se limitó a decirme la chica de la escuela y se quedó tan ancha. ¡Yo no podía creérmelo! Después de 2 meses y medio aquí, he tenido que acostumbrarme a situaciones del estilo porque, por desgracia, no ha sido la única vez que me he visto metida en líos similares. Primera lección: ¡el mundo de la danza en Perú es informal y caótico!
Aun así, en Huancayo pude conocer a Adolfo Salazar, músico especializado en ritmos andinos fusionados con jazz o rock. Adolfo fue integrante del grupo Alborada. Vivió en Alemania y allí descubrió que la música de su país y el rock tenían ritmos similares. A su vuelta a Perú, buscó a un cineasta para realizar el videoclip de una de sus canciones. Así conoció a Picasso, un apasionado del cine de la India que utiliza la estética, las historias y la danza Bollywood en muchos de sus trabajos. De su encuentro surgieron videoclips muy curiosos en los que la música andina se acompaña de danza Bollywood.
Gracias a Adolfo contacté con Patricia Benavides, la bailarina de sus videoclips. Patty me contó cómo desde los 13 años ve películas bollywood y, desde los 15, baila danza india. En Perú eran los años de la “hindumanía”, entre 2006 y 2010, “entonces todos bailaban, había unos 20 o 30 concursos de danza hindú al año y en la radio de Huancayo se escuchaban temas de Bollywood. ¡Los chicos querían parecerse a SRK!”, me cuenta. Patty formaba parte del grupo “India Perú” y se encargaba de enseñar a las chicas. Bailaban al aire libre, en bautizos, comuniones… “Era una locura. Pero a partir de 2010, la pasión por la danza hindú bajó y comenzó la fiebre por el K-pop”. Aun así, el grupo de Patty todavía se mantiene, entre otros en Huancayo, como “Bollywood” y “Dhooom Dril”. Aquí podéis ver un vídeo del grupo de Patty:
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Días frenéticos en Lima
De Huancayo, viajamos a Lima, y allí conocimos a Picasso, el cineasta compañero de Adolfo y Patty, que nos recibió muy sonriente y se mostró entusiasmado con mi proyecto. Estuvimos más de 2 horas charlando sobre su trabajo. Picasso es un apasionado del cine de la India y está convencido de que, entre la cultura india y la andina, hay muchas cosas en común. “Los rasgos, los colores, las historias… en provincia la gente se siente identificada con las películas de la India. Además, el mundo andino es musical, como Bollywood”, me cuenta, muy ilusionado. “Yo soy realizador audiovisual y quiero hacer un Bollywood en Perú. Si en la India se hizo, ¿por qué no aquí?”, añade. Su primer trabajo con Adolfo fue el videoclip “Torcacita”, donde aparece Patty bailando bollywood. Otros de sus proyectos son: Palomita, en la que se inspiró en la estética de Dhoom; y Ven a mí, una réplica de la película india Aladdin. Podéis verlo aquí:
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Al día siguiente, comenzaron mis talleres en Lima, pero me sorprendió la poca afluencia de alumnas que se acercaron, a pesar de que en esta ciudad hay casi 40 grupos de bollywood. “El problema es que justo estos días todos los grupos están participando en un concurso con motivo del estreno de la película Chennai Express”, me cuentan tanto Seiya, de Bari Dil Se; como Rita Palacios, de la Sociedad Peruana del Cine Indio. Lo mejor de los talleres, aparte de las alumnas, muy entusiastas, fue poder charlar con Sandra Cárdenas, de la escuela Sadhana Danza Wasi: Tribal & Fusión, quien me apoyó desde el primer día para que pudiera impartirlos e incluso me alojó unos días en su casa. Sandra, desde niña, se ha sentido atraída por la cultura de la India, y muy pronto se acercó al budismo, religión que practica hasta hoy. Su especialidad es el ATS, danza que estudió en Argentina. Lo que más me gustó de Sandra fueron sus ganas de aprender, formarse con diferentes maestros, viajar para ver nuevos estilos y perfeccionarse, leer sin parar sobre las danzas que baila etc. Viajó a Argentina a formarse en ATS y es la única persona que he conocido en Perú que ha ido a la India para estudiar Odissi. Su escuela está llena de libros sobre historia, vestuario y todo tipo de materias que tengan relación con la danza, tanto árabe como de la India. Sandra concibe su escuela como un espacio de crecimiento, comparte todos los materiales que tiene con sus alumnas en una “biblioteca y viodeoteca” y organiza eventos como la “Semana Tribal” para traer profesores a Lima. Sin embargo, cuando charlé con ella sobre cómo era el mundo de la danza en Perú, me confirmó que dedicarse a dar clases aquí es muy complicado: “No hay cultura de danza, la mayoría de la gente quiere aprender rápido y no se compromete a largo plazo. Yo di clases durante un mes gratis y tuve las aulas llenas. Cuando pasaron a ser de pago, perdí a la mitad de mis alumnas. Cuesta mucho que la gente vea la danza como algo serio, profesional”, me cuenta. Después de hablar con ella, entendí mejor muchas de las cosas que me habían pasado en Perú.
El resto de la semana, lo dediqué a preparar y difundir una charla que di el 7 de agosto en el Centro Cultural Ricardo Palma, en Miraflores. La organicé junto a Nueve Gopis Producciones, una productora especializada en artistas relacionados con la cultura de la India. La idea era crear un encuentro entre aficionados a la cultura y la danza de la India para conocernos y compartir conocimientos. Yo hablé sobre el origen de las danzas clásicas, su historia, el nacimiento y la evolución de Bollywood, etc. Se acercaron muchas personas de todas las edades, relacionadas con la cultura y la danza india pero, una vez más, no vinieron los grupos de baile de la ciudad. Allí conocí varias personas apasionadas por Bollywood, desde una niña que había visto todas las películas de SRK hasta una cantante de ópera que estaba aprendiendo a cantar música de la India. Lo mejor fueron los comentarios de las personas que me escribieron tras la charla, dándome las gracias ya que era la primera vez que se organizaba un encuentro en Lima con el objetivo de difundir las danzas de la India.
Así, los días en Lima pasaron volando! Muchas actividades y poco tiempo para ver la ciudad 🙁 Ah, y uno de los mejores momentos de mi estancia allí: asistir a la avant-premier de Chennai Express y ver cómo los fans de SRK chillaban con cada aparición del actor en escena. ¡Fue como estar en la India!
Trujillo y la escuela Mohininattyam
Después del ajetreo de Lima, y de pasar unos días de relax en Guanchaco, frente al mar, llegamos a Trujillo. Allí me esperaba Hera Pranchami Devidasi, quien me había invitado a dar un taller en su escuela, la Academia de danza hindú «Mohiniyattan». Me encantó saber que en una ciudad como Trujillo hay una escuela dedicada 100% a la danza de la India. Es la tercera escuela que he conocido en todo Perú. ¡Hay poquísimas!
Hera descubrió el cine de la india desde pequeña, ya que a su madre le encantaban las películas Bollywood. Cuando era adolescente, se acercó al templo Hare Krishna de Lima, donde vivió durante más de 3 años. Allí conoció a varios maestros de danza clásica, quienes la instruyeron en Bharatanatyam, Odissi y Kathak. Después de obtener su título, volvió a Trujillo y creó su escuela. Al principio, sus clases eran de Bharatanatyam, pero pronto se dio cuenta de que la gente quería aprender a bailar como en las películas de la India, así que empezó a enseñar Bollywood, primero en su casa y después, de forma más organizada, en su propia escuela. Ahora, Hera acaba de inaugurar un nuevo espacio donde imparte clases de Bollywood muy estructuradas: organizadas por niveles (básico 1, 2, 3, 4, etc.) y por contenidos (en básico 1 se enseñan mudras y sus significados; en el 2,, movimientos de cabeza, etc.). Pude asistir a una de sus clases y sus alumnas, todas vestidas con la camiseta de la escuela, ensayaron más de 8 canciones, con mucha energía y pasos entre semiclásicos y modernos. Al día siguiente, di mi taller y las alumnas aprendieron una canción de un estilo muy distinto al que habían bailado hasta ahora: bollywood inspirado en kathak. Las alumnas, muy aplicadas, pusieron muchas ganas y esfuerzo para sacar la coreografía. Después del taller, Hera y sus compañeras de la escuela me invitaron al cumpleaños de una de las chicas de su escuela. Me acogieron como a una más y fueron super hospitalarias. ¡Gracias por todo!
Ahora, dejamos el frío de la sierra y la costa peruana y nos embarcamos en una nueva aventura: ¡hacia la selva! Vamos a Iquitos, la ciudad más grande del mundo sin acceso por carretera. Para llegar allí, tenemos que viajar 24 horas en bus y 3 días en barco. No creo que en un lugar tan recóndito encuentre apasionados de la “danza hindú”. ¿O si? ¡Os mantendré informad@s!