Oruro es una de las ciudades más pequeñas de Bolivia. Está muy cerca de la Paz y se encuentra a una altura de 3.700 metros, que hacen que el clima sea muy frío y el viento helado. Llegamos un domingo y las calles estaban casi desiertas: solo encontramos algunos locutorios abiertos, puestos de comida en la calle y una iglesia con altavoces irradiando la misa a todo volumen. No sabía que estaba en uno de los lugares donde existen más grupos de bollywood (o danza hindú, como se dice aquí) de toda Bolivia.
Me esperaba una tarde movida, ya que mi taller era de 16 a 20 h. Lo organizaba Miguel Arzabe, profesor de salsa y director de la escuela Open Dance. Miguel se encargó de contactar con todos los grupos de bollywood de la ciudad para invitarles al taller, y organizó todo con mucha profesionalidad. ¡Así da gusto trabajar! Además, me llevó junto a su chica a probar comida típica de Bolivia y los dos me contaron un montón de cosas sobre la historia y las leyendas de Oruro. ¡Majísimos!
El taller fue muy divertido y participativo. Vinieron varios integrantes de dos grupos de danza bollywood de Oruro: Club Indi World y de Hamesha. Se notaba en el ambiente que todos los chicos y chicas bailaban bollywood desde hacía años, porque aprendían los pasos muy rápido y porque le ponían muchísimo entusiasmo a cada cosa que aprendían. Todo eran sonrisas, energía y aplausos. Además, era la primera vez que tenía en clase más chicos que chicas, ¡un momento histórico!
Después de aprender los diferentes estilos y coreografías en clase, pude hablar con los chicos de ambos grupos y me contaron sus historias. Lo que más me llamó la atención es que, a pesar de que todos llevaban bailando 4, 5 o 6 años, para la mayoría, era la primera clase de danza india a la que asistían. Y es que en Oruro no hay profesores de este estilo de baile. Así que estos chicos han tenido que aprender todo solos, a través de vídeos y, sobre todo, con mucho esfuerzo, horas de ensayo y muchas ganas! Si los veis bailar, nadie diría que nunca han recibido clases de danza!
Indi World nació hace 6 años, gracias al empeño de su director, Antonio Luizaga y de otros 7 chicos y chicas a quienes les encantaba la alegría de la danza india. Descubrieron Bollywood por casualidad, a través de la película Kabhie Kuchi Kabhie Gham. Empezaron sacando pasos de vídeos y Internet les abrió todo un mundo al descubrir el trabajo de grupos que bailaban “danza hindú” en EE.UU., la India, España, etc. Su ideología es el amor por el ritmo hindú, y su sueño es transmitir al público su alegría, contagiarle su energía. En el grupo, cada integrante tiene sus gustos en cuanto a bailarines y ritmos favoritos (desde Telugu hasta danza clásica), e incluso hay un chico que me contó que creció viendo las películas de Shah Rukh Khan y que eso le ha marcado en su forma de expresarse, relacionarse, etc. Hablan de compañerismo y autosuperación y se ríen al recordar lo mucho que les costaba bailar cuando empezaron 🙂
Hamesha es el grupo que formó Esdra Lafuente junto a sus padres, hermanos y otros amigos. Esdra creció escuchando música bollywood. A los 7 años vio Mother India y desde entonces se enganchó al cine de la India. Intercambiaba películas con sus amigas en el recreo y bailaba a todas horas. Empezó a ensayar, pero a su padre no le gustaba que saliera y bailara hasta el día que la vio bailar, que se puso a llorar. De pequeña tuvo problemas familiares, y me cuenta que se solucionaron gracias a la alegría de la danza india. “Cuando en mi casa nos aburrimos, ponemos música y nos ponemos a bailar. Así liberamos tensiones, es terapéutico!”, me cuenta. A Esdra lo que más le interesa de Bollywood, más allá de la técnica, es el mensaje que trasmiten las películas indias, que trata de expresar en sus bailes.
Esdra da clases como voluntaria a personas mayores y con discapacidad, y asegura que la música india es la que más les ayuda a soltarse y expresarse. En Hamesha, comparte los ensayos en la tienda de productos de la India que abrieron sus padres junto a sus hermanos y a otros bailarines como Richard, que ha estudiado danzaterapia y le interesa la danza india como instrumento para trabajar las emociones. Tuve la oportunidad de visitar su tienda y conocer a sus padres y pude comprobar lo mucho que aman la danza y la música de la India. Se pasan el día escuchando, cantando y bailando canciones bollywood. Bailan y hacen coreografías juntos. Y, lo mejor, me trataron como a una más de la familia.
Me voy de clase feliz por haber conocido tantas personas apasionadas por la danza india como yo, y pensando en el valor que tienen las personas autodidactas, que, gracias a las ganas que le ponen logran aprender solas con mucho esfuerzo y entusiasmo. Sinceramente, yo no sé si hubiera podido hacerlo. Vi los bailes de ambos grupos y me encantaron, y me hicieron pensar en los muchos bailarines y coreógrafos del cine de Mumbai que empezaron a bailar de forma autodidacta. ¡¡Bollywood también es para ellos!!